miércoles, 22 de mayo de 2019

El Dilema Docente: ¿Armas Políticas o Factores de Cambio?



«amicus Plato, sed magis amica véritas»

Desde los años 60s hasta nuestros días, ha habido una impresionante transformación política y social dentro de la sociedad, especialmente en Occidente, donde las "izquierdas", viendo como los obreros y las clases asalariadas se sumaban con entusiasmo al entonces boyante y prospero modelo capitalista, decidieron optar por la vía cultural para alcanzar sus objetivos, siguiendo las premisas de Gramsci y la Escuela de Frankfurt, cuya teoría revolucionaria proponía conquistar el poder de una forma gradual, sin necesidad de usar las armas como Marx ya había vaticinado en el Siglo XIX y cómo Lenin lo terminaría llevando a la Práctica con la Revolución Bolchevique de Rusia a principios del Siglo XX. 

¿Y cómo es entonces que la izquierda conquistaría el poder si se ve opacada por la gran comodidad y satisfacción que proporciona vivir en las mieles del capitalismo? simple: la lucha política no se llevaría a cabo en el plano de lo físico y material, sino, en el plano de lo mental y cultural, aprovechando las herramientas del capitalismo para sus propios fines. 

Lo que ha resultado ser sumamente efectivo, pues, el objetivo de la llamada Revolución Cultural es la conquista de las mentes del pueblo y la tergiversación de su realidad social. Razón por la que en nuestros días, casi que sin excepción alguna, cada espacio de la Sociedad Occidental está contaminada por el mal del "Marxismo Cultural" (que no es más que una deformación de las ideas izquierdistas combinadas con la Filosofía de la Post-Modernidad, creada y auspiciada por el mismo Capital, que abandonó las premisas políticas y económicas de Marx y Engels).

«El desertor soviético y ex propagandista Yuri Bezmenov explicó en su libro “Carta de amor a Estados Unidos” que cuando un régimen comunista intenta subvertir un país, ataca todos los fundamentos morales y culturales de la nación. Éstos adoptan diversas formas, pero incluyen la promoción del consumo de drogas, los movimientos populares y todas formas de vicios.
Sin embargo, cuando los regímenes tomen el poder, se movilizarán para prohibir los sistemas de desestabilización. Bezmenov escribió que cuando se forma el régimen socialista, necesita establecer estabilidad y crear una “nueva moral”. En ese momento, explicó Bezmenov, “ya no habrá más ‘movimientos populares’. No más críticas al Estado. La prensa se censurará obedientemente.»
Fuente: Lo “políticamente correcto” es una herramienta socialista para la censura y el control del pensamiento
Los primeros síntomas se manifestaron apenas entre 1965 y 1972, cuando en las Universidades Occidentales, una "Élite" de profesores afiliados a los Movimientos Socialistas o directamente Comunistas, se infiltraron en las aulas para indoctrinar a sus alumnos con ideas reformadas del marxismo clásico. Lo que se conoce como "Revisionismo" entre los grupos verdaderamente Marxistas. 

De un momento para otro, la rebeldía comenzó a ser vista con buenos ojos, se alentaba a los jóvenes a ser rebeldes, desobedeciendo a sus padres, drogándose, teniendo relaciones sexuales sin responsabilidad alguna y repitiendo frases y eslogans perfectamente estructurados como propaganda sencilla para darle combustible a un movimiento sin causa. Y entonces, esa resonancia política y social se adentró en los medios de comunicación, desde los cuales se daba rienda suelta a los jóvenes propagando ideas igualitarias y de una falsa libertad sin obligaciones, en pos siempre de una corrompida "felicidad".

Las bandas musicales, sobretodo la surgidas con el auge del rock británico (que invadieron los Estados Unidos), se encargaron de diseminar entre los jóvenes una apatía monstruosa y sumamente individualista, y a su vez, de "concientizarlos" de lo malo que está el mundo y de la necesidad de que se liberarán de las cadenas opresoras del sistema, que rompieran paradigmas y que no cesarán nunca en su búsqueda por los derechos humanos. 

La religión, especialmente la católica, comenzó a ser vista como una "Autoridad Represora" que evitaba que los jóvenes disfrutarán su vida, la Iglesia pasó de ser el Baluarte Espiritual de las naciones, la familia y la vida misma, para convertirse en una "supresora" de las voluntades libres e independientes. 

Ya en mis artículos publicados en La Era de México, el año pasado, como especiales por el Aniversario del Movimiento Estudiantil de 1968, había tratado este tema con detalle. Y casi ya un año de aquello, ciertas experiencias personales me motivaron a realizar este breve ensayo sobre el trabajo docente en la actualidad. Planteando un serio dilema entre el poder y el progreso social, pues pregunto si los docentes, aquellos educadores y en muchas ocasiones, forjadores de la mentalidad juvenil, deberían ser factores de cambio para la sociedad o un instrumento más de la política para garantizar que los jóvenes se adhieran con rapidez al sistema "democrático" que se alimenta de votos en las urnas mediante la polarización y la mentira. 

Todo esto nace de lo siguiente:

Imagínese esta escena; un aula de estudio, dentro un complejo universitario, donde aproximadamente acuden entre 25 y 50 adolescentes que apenas rondan los 18 años. En ella una figura de autoridad, se posa frente a sus alumnos y empieza a dar su cátedra. Los alumnos escuchan detenidamente las palabras del docente, incluso en las mentes más distraídas tienen cierta influencia porque el inconsciente nunca duerme, el tema del que se está hablando es, supongamos, la Guerra Civil Española. (Perfectamente podría ser cualquier tema como la Doctrina Marxista, el Neoliberalismo, la Globalización, la Segunda Guerra Mundial...)

El docente, con cierto dramatismo y una presunción inocultable, habla adolorido sobre la decena de intelectuales y académicos españoles que fueron pasados por las armas a manos del Bando Nacional. En ese momento, surgen dudas entre los alumnos, uno que otro pregunta preocupado "¿Por qué?", "¿Cuándo?", "¿Cómo?" y "¿Dónde?". El docente, encantado, responde las preguntas, ya que está en su elemento y es su momento. 

Pasa el tiempo, y tal vez sin buscarlo, pero si sabiéndolo, el docente ya ha creado en la mente de sus alumnos una visión, una idea, una imagen, que probablemente perdure ahí durante mucho tiempo e influya en sus pensamientos e ideales políticos. Los alumnos, normalmente preparados para aceptar todo aquello que se les dice o reconocer todo aquello que se les pide, probablemente no buscarán nunca en Internet o algún libro de historia una versión que contradiga aquello que se les ha implantado ya en la mente. 

Sin saberlo, esos alumnos ya han tomado un partido, un bando, en una Guerra Metafísica que trasciende las barreras de su confort, y que está más allá de su entorno. Y ese es precisamente el poder del docente. No por nada Gramsci entendió, primero que muchos, lo importante que eran para su causa revolucionaria los docentes y los medios de comunicación. Pues son estos los principales educadores de la muchedumbre. 

Esa muchedumbre, que como explica Gustave Le Bon en su libro "La Psicología de las Masas", no tiene tiempo para analizar o pensar lo que se le dice, es un cuerpo social reactivo y propenso a manifestarse más con motivos sentimentales que por cuestiones racionales. La Muchedumbre no estudia lo que sucede, solo lo siente, y en base a eso REACCIONA. Y en el fulgor del colectivo, es casi que imposible no dejarse llevar por la Muchedumbre, es como cuando en el cine se proyecta una película cuyo guión logra tocar las fibras sensibles de su audiencia, provocando una reacción en cadena en la cual uno puede caer con facilidad. Las modas, en cualquier ámbito, son otro ejemplo de ello. 

Es ahí donde centro este ensayo, buscando, de forma humilde, concientizar al lector del inmenso poder que tienen los docentes en sus manos, y de lo importante que es ser responsable de ello. No es lo mismo dar una Cátedra impregnada de nuestra opinión personal, con el único fin, consciente o inconsciente de que esta sea aceptada por unanimidad, a dar Cátedra impregnada de nuestra opinión personal sometiendo el tema a debate de las audiencias, mostrando siempre las dos caras de la moneda y dejando que los educandos usen su consciencia para formularse un criterio propio. 

Pues el que todos piensen igual, solo significa que nadie está pensando por sí mismo verdaderamente.


No hay DEMOCRACIA sin DISENSO, ni LIBERTAD sin pensamiento individual. 


Ya en otra entrada, había tratado la importancia del debate, la discusión y el choque de ideas para el correcto funcionamiento y avance de la sociedad. Y si un docente no es capaz de entender esto, significa que no sabe educar, por más títulos o reconocimientos que tenga por su labor. 

Y este fenómeno se repite, con especial frecuencia, en todas aquellas materias que involucran el pensamiento filosófico, ético, político, moral y cultural. Donde lo que debiera ser una magistral cátedra, se desvirtúa al nivel de mitín político, buscando aleccionar a las masas oyentes con discursos sentimentalistas y fáciles de digerir. 

OJO, esto no quiere decir que los docentes deban complicarle la existencia a sus alumnos con conceptos avanzados y la falta de una estructura clara y amena para la exposición del debido tema. Parte del trabajo docente implica saber llamar la atención de los alumnos sin perder su respeto. 

Es entonces, decisión del docente, el ser un instrumento más de la propaganda política o trascender esas barreras y convertirse en un faro, en un factor de cambio para la sociedad. Nunca podrá olvidarse que los jóvenes son especialmente reactivos, idealistas, que pueden ser fácilmente manipulados, cosa que normalmente termina en tragedia para toda la nación. 

Las Universidades deben hacer honor a su nombre que implica la universalidad del pensamiento, evitando a toda costa ser Centros de Adoctrinamiento donde solo un pensamiento político, económico y filosófico prepondere sobre los demás. El Sistema Educativo en sí debe dejar atrás el caduco e inútil modelo que ha seguido durante décadas, el cuál consiste en hacer repetir ad infinitum algo al estudiante hasta que lo engulla por completo, sin que este razone sobre el mismo, sin que el debate sea posible.

Y ante todo, deben regirse por la meritocracia, la dignidad y el humanismo, es inconcebible que en las Casas de Estudio se hable de la disciplina y la excelencia con elementos dentro del Cuerpo Docente que no representan esos valores; es grotesco que se premie la mediocridad y se ignoren los problemas del estudiantado, al que normalmente -desde la masificación de la educación- ven como una simple fuente de negocios y no como un ser humano que debe ser formado y preparado para integrarse, en orden y respeto, a la Sociedad y sus Mecanismos; y es un insulto para la misma institución educativa que el interés político o económico esté por encima de los humanos.

Cuando estas tres cosas faltan en un Centro de Estudios/Universidad, es fácil que, por omisión o conveniencia, se infiltren elementos indeseados entre los docentes, elementos que se encargan de inundar las mentes de los jóvenes de ideas nocivas y corrosivas que atentan contra los pilares del Estado y la Civilización para convertir a la Institución en un Polvorín Político marcado por la decadencia, el caos y la inmundicia. 

Así es cuando un Docente pasa de ser un Factor Positivo de Cambio a un Arma de Destrucción al servicio de un Sindicato Mafioso o una Agenda Política contraria al bienestar nacional. 




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